¿Por qué seguimos hablando chino en las escuelas?

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Uno de los temas más mejorables del actual sistema educativo es el formato. Es algo que no se ha modificado prácticamente en siglos: un profesor, una pizarra y unos cuantos pupitres. Esta configuración, adecuada para transmitir información de forma verbal y lógica, es buena para un cierto tipo de alumnos, pero para otro buen número, es el ingrediente principal de su asignatura más temida: la clase de chino.

Y es que cada uno tiene su idioma favorito, sin importar edades ni tamaños. Pero de todos los idiomas que puede entender nuestro cerebro, hasta el momento en la educación sólo se utilizan primariamente dos: el verbal y el racional. ¿Y qué pasa con otros idiomas, como el visual, el rítmico o el sensorial? Pues nada. Simplemente no se utilizan.

No utilizar estos otros idiomas no tendría mayor problema si no fuera por el hecho de que para muchos niños son el idioma "nativo" de sus cerebros. Estos niños afrontan la educación académica con una gran desventaja: las clases se imparten en otro idioma, y ni siquiera los exámenes se realizan en su propio idioma. Es por tanto habitual que su rendimiento académico, el que se mide en la escuela a través de los estilos verbal y racional, sea habitualmente menor ¿Pero quiere esto decir que estos niños son menos dotados o inteligentes que los que obtienen mejores calificaciones?

Por supuesto que no. De hecho, esta incapacidad del sistema tradicional de enseñanza para evaluar a aquellos niños cuyos medios de expresión y comprensión preferidos son diferentes de los utilizados en las clases, es la que explica los numerosos casos de personas de gran éxito en múltiples campos cuyas calificaciones escolares eran malas o muy malas. Es claro que no serían fuertes en alguno de los estilos tradicionales de la enseñanaza, pero eran auténticas figuras en su medio preferido: no hace falta más que imaginar a un brillante premio nobel ruso, teniendo que explicar sus avances ante un auditorio árabe, por ejemplo.

No parece fácil que vaya a cambiar todo esto en poco tiempo. Sin embargo, ser conscientes de esta circunstancia puede ayudarnos a mejorar el rendimiento de nuestros hijos en la escuela. En otro post hablaré con detalle de los distintos estilos de aprendizaje, pero valga de adelanto, que si sabemos que nuestro hijo tiene un estilo principalmente activo y sensorial, de poco va a servir encerrarle en un cuarto y recitarle la lección, obligándole a aprender de este modo.
¿No piensa mejor cada uno en su propio idioma? Lo adecuado en general, será enseñarle a traducir cuanto le cuenten en clase a su propio idioma, y trabajarlo en ese idoma para llegar a comprenderlo lo mejor posible, para que cuando llegue ese examen que tendrá que responder en chino, su sobreesfuerzo sólo tenga que ser de traducción, y no de comprensión.

Desgraciadamente, el examen será en chino, así que lo normal será que sean los chinos quienes mejor rindan. Pero si sabemos eso, aprenderemos a medir las opciones de nuestros hijos con unas expectativas más realistas, y a no sobrecargarles con presión adicional.

Comentarios

Yo de la enseñanza, el

Yo de la enseñanza, el aprendizaje y estas cosas no tengo mucha idea, por no decir que no sé casi nada, pero lo que siempre había escuchado, es que la buena persona que habla inglés no es la que mejor lo traduce sino la que directamente lo entiende todo en inglés. Así que lo que hay que hacer, o por lo menos, en mi opinión es enseñar a los niños a trabajar en esos otros idiomas y no limitarnos a enseñarles a traducir. Y ese es uno de los mayores problemas de educación que tenemos, que queremos dejárselo todo hecho a estos niños y que apenas se tengan que esforzar, o que les cueste el menor esfuerzo posible.
Aunque el mayor problema del fracaso educativo puede que sea que los padres ya no se ponen con los hijos a estudiar con ellos, ni tienen hermanos que les expliquen las cosas porque ahora la moda es ser hijo único o 2 hermanos a lo sumo.

Interesante comentario

De hecho, creo que es bastante acertado porque la comparación que utilice en el artículo tiene sus lagunas, así que me has dado la idea para un nuevo artículo desarrollando este primero y explicando mejor mis puntos de vista.

De momento, adelanto que la idea girará en que la capacidad de esforzarse está muy ligada a la capacidad de automotivación, y que ése es precisamente el punto que creo que se debe relanzar, porque si no será imposible encontrar la motivación que lleve a aplicar ese esfuerzo.

En cualquier caso, gracias por el comentario