Mi hijo quiere siempre el mismo cuento ¿qué hago?

Cuando nos lanzamos a la aventura de contar cuentos a nuestros hijos, una de las cosas que sorprende al padre primerizo, es que los niños siempre quieren que se les repita el mismo cuento. Da igual lo vistosos o especiales que parezcan los demás cuentos que se le muestren, el niño se mantiene fiel a su cuento por muchos días. Quien haya experimentado un poco más, y se haya atrevido a cambiar de cuento durante un par de días, se habrá dado cuenta de que la fijación del niño por un cuento no tiene mucho que ver con ese cuento en cuestión, y que se cambia fácilmente de un cuento a otro. ¿Por qué ocurre esto? ¿Es bueno repetir los cuentos? Eso es lo que pretendo comentar en estas líneas.

Los niños prefieren siempre el mismo cuento por seguridad. Sólo es eso. Igual que cuando son bebés las rutinas diarias les aportan seguridad y tranquilidad, todo lo que sea saber qué va a ocurrir les brinda una dosis extra de la seguridad y el control que los niños adoran. Después de todo, ellos descubren cosas nuevas cada día que hacen que su visión del mundo cambie constantemente, así que buscan permanentemente poder confiar en algo que ya conocen y saber que no cambiará, para seguir su búsqueda apoyándose en esa base sólida. Como con casi todo, esta necesidad de seguridad dependerá mucho del propio carácter del niño, de forma que los más aventureros serán los más dispuestos a experimentar con nuevos cuentos, y los más conservadores se aferrarán más a sus historias más conocidas. La pregunta que muchos se hacen es ¿es bueno contar tantas veces un mismo cuento? ¿se pierden el tiempo y la oportunidad de aprender cosas nuevas?

La respuesta es rotunda: repetir un mismo cuento es bueno, muy bueno, aunque liberar todos sus beneficios también depende de la manera de hacerlo... ¿Y qué es lo que tiene de bueno repetir un cuento? pues que gracias a la tranquilidad que le proporciona saber qué va a ocurrir en líneas generales, el niño se muestra mucho más abierto a los pequeños cambios y detalles del cuento, a los que prestará mayor atención. De esta forma, un cuento repetido es un excelente vehículo para enseñar cosas nuevas, introduciendo ligeras variaciones o señalando nuevos detalles del cuento sobre los que el niño volcará toda su atención. Aquí es donde deberán aparecer nuestra imaginación y creatividad para mostrar nuevos detalles del cuento, inventar algún juego, o hacer pequeños cambios que diviertan al niño enseñándole algo nuevo.

Además, los cuentos repetidos tienen otras ventajas muy relacionadas con el correcto desarrollo de un niño:

En vista de esta defensa de los cuentos repetidos, alguno podría preguntar "¿entonces por qué propones contar un cuento nuevo cada día a la hora de dormir?". La respuesta tiene que ver principalmente con otro de los objetivos de mi forma de contar cuentos por la noche, que para mí es clave: que aprendan a dirigir su atención auditiva. Para esto es importante que los niños no conozcan el cuento (así como otras cosas que cuento en el artículo cómo contar cuentos antes de dormir), de forma que para conocer la historia tengan que esforzarse por prestar atención. Pero eso no quita para que repetir los cuentos sea muy bueno para consolidar lo aprendido, y de hecho suelo repetirles cuentos a mis propios hijos. La diferencia es que ya no se los repito por la noche, metidos en la cama y con la habitación en penumbra, sino que lo hago por la tarde, con luz abundante, aportando dibujos o juegos sobre el cuento y haciéndolo mucho más interactivo.

Pero que quede claro que eso es una elección personal, algo propio de los objetivos que yo mismo me he fijado contando cuentos. Si tus objetivos son otros, será estupendo repetir los mismo cuentos una y otra vez, aportando un matiz nuevo en cada ocasión, exprimiendo al máximo los beneficios de repetir los cuentos.